Por Paola María Ocasio Ruiz – Psicóloga Escolar y Directora Ejecutiva de Fundación Proyecto PaMaRa
La primera infancia es una etapa única y decisiva. Entre juegos, vínculos y descubrimientos, niñas y niños forman las bases de su personalidad, su autoestima y su forma de habitar el mundo. Durante la Semana de la Niñez Temprana, desde Fundación Proyecto PaMaRa invitamos a reflexionar sobre el rol de los adultos en ese proceso: cuidar la infancia es una forma de sanar, proteger y sembrar futuro.
La niñez es una etapa única en la vida, llena de descubrimientos, emociones intensas y aprendizajes fundamentales. Como adultos, nos corresponde no solo cuidar, sino también comprender profundamente lo que viven las niñas y los niños. Sus conductas no surgen de la nada: son reflejo de su forma de experimentar el mundo por primera vez.
Porque estamos hablando de una etapa de máxima vulnerabilidad.
Desde el nacimiento hasta los seis años, el cerebro infantil está en pleno desarrollo. Aún no cuentan con un razonamiento lógico estructurado, y están aprendiendo habilidades esenciales como gatear, caminar, hablar, socializar y explorar. En este momento de su vida, los adultos —papá, mamá, abuelos, cuidadores, docentes— tienen un rol determinante. Cada gesto, cada palabra y cada entorno marca su desarrollo emocional, físico y mental.
Educar al adulto también es cuidar a la niñez.
Muchos de los aspectos que formarán la personalidad, la confianza y la autoestima de una persona se gestan precisamente en esta etapa. Por eso es urgente y necesario formar, acompañar y sensibilizar a los adultos. Porque alguna vez, todos fuimos ese niño o esa niña vulnerable, esperando contención, amor y respeto.
En Fundación Proyecto PaMaRa creemos que si acompañamos la infancia con presencia, amor y oportunidades reales, estamos sembrando futuros adultos más seguros, menos heridos, más libres para amar y ser amados.
Únete a nosotros en el cuidado de los corazones de nuestros más pequeños.
Únete a ser portador de esperanza para que haya menos niños heridos por consecuencia de adultos sin deseo de sanar.
La niñez merece nuestra atención. La niñez nos necesita.